Unicorn Wars: Unicornios, ositos y sangre.

Una dulce portada que esconde una profunda y sangrienta reflexión. Y no, no es apta para niños.

Si vas a la sala de cine a ver Unicorn Wars por su portada vas a salir muy engañado. Si has visto el tráiler, o el corto animado Unicornio Sangriento (disponible en Filmin) sobre la idea base de la historia, ya vas con una expectativa elevada. Pero es que Unicorn Wars no decae en la expectativa que ya de por si genera; sino que lo lleva al nivel más álgido.
Esta película de animación guionizada y dirigida por Alberto Vázquez no esconde su profunda reflexión sobre los orígenes del mal. Nos lo muestra tal cual, pintado en una estética cookie de ositos amorosos y unicornios felices que luchan por encontrar su verdad. 

Podríamos decir mucho de su maravillosa reflexión; mas no queremos hacer un spoiler y quitaros las sorpresas más importantes que tiene este largometraje animado. Simplemente vamos a quedarnos con los rasgos más básicos, para que os entre las ganas de ir a la sala de cine; o si ya habéis ido, para que  confirmemos el pensamiento común.


SINOPSIS

Gordi y Azuliño, son dos ositos amorosos en un mundo dominado por la guerra contra los unicornios. Vemos como se preparan para la masacre en una formación militar; en la que son completamente degradados como personajes.
Las reflexiones más profundas se instauran y entrecruzan entre el presente de los personajes y sus pasados; dando una explicación implícita sobre sus inseguridades, complejos y acciones grotescas. Lo cierto es que un punto a destacar del metraje no deja de ser esa caracterización tan psicológica y singular. Son ositos cookies que luchan por cumplir órdenes, cánones y estándares. Esto lo vemos desde el minuto uno y, lo que podría aparentar ser algo meramente superficial, se va encarnizando hasta personificar a los ositos, dotándoles de un pasado con consecuencias a futuro. Quizá la frase "toda acción tiene consecuencias" es la más importante a destacar sobre esta reflexión, ya que una y otra vez se va tergiversando hasta crear una atmósfera que quiere pararse a pensar sobre el concepto de la moral. Aunque os la dejamos para cuando vayáis al cine.


GUERRA SANTA Y MORAL: EL CONJURO DE LA CREENCIA.

El entorno de batalla en el que viven Gordi y Azuliño son la excusa perfecta para hacer hincapié en la conjetura sobre la moral. La película animada se plantea la siguiente cuestión: ¿Cómo nace la moral? 
A través de esta pregunta se hace una crítica completamente explícita en sus acciones hacia la moral construida bajo la fe. El concepto de la fe y las creencias religiosas es uno de los puntos más fuertes de la película, ya que hace un desglose de como esta se configura y de como esta necesidad de "creencia" ocurre siempre cuando el remordimiento acae como culpable en las diferentes situaciones que viven estos ositos nada amorosos.
Los ositos son, a pesar de su apariencia externa, de lo más ruines y desquiciados. Una fuerte competencia, una necesidad de dominancia y victoria envuelven la cinta en un estudio sociológico sobre la fuerza y el poder. ¿Quién es el más fuerte? ¿Quién es el jefe? ¿Cómo ser el más fuerte y el único jefe? Los ositos no son amorosos, son más bien una estructura social que nace a flor de piel de las inseguridades; cuya moral se instaura débilmente bajo creencias religiosas; ante una incapacidad de reconocer el mal de sus propias acciones. 

UNICORNIOS: ¿QUÉ PINTAN EN TODO ESTO?

Los unicornios son, por el contrario, la fuente de la juventud. La envidia corroída de los ositos amorosos. Son, por su ecuanimidad y su simbiosis con la naturaleza, un ser que desquicia a los ositos. Tanto, que mil historias se han creado entorno a mitos y leyendas que llevan a los ositos a tomar acción. Su aparente belleza es para los ositos desconfianza. Aunque a vista externa, como espectador, sabemos que los ositos estarán siempre muy lejos de acercarse a la quietud y templanza de los unicornios.



TIEMPO Y RITMO: TODO UN ORGULLO

La película animada dura entorno a una hora y media que se nos pasa volando. A pesar de que a los personajes se les pueda hacer una tortura, para el espectador resulta efectivo, pues consigue vivir sus historias y generar intriga hacia lo que va a ocurrir; aún si el punto de vista en el que se cuenta es a través de unos desagradables ositos. Con ellos, no empatizamos nada. Sólo podemos enamorarnos de uno o dos ositos, que ven la vida de una forma diferente (siempre tiene que haber algún "antisocial" en la estructura sociológica). Esta antipatía no va a conseguir que nos quedemos indiferentes a la guerra. Nos sumergimos en su historia macabra, sangrienta y grotesca; que aún si es animación...De verdad, no resulta indiferente. 
El tiempo transcurre para los personajes despacio, el espectador lo vive aún si su tiempo real pasa volando; y las situaciones logran cada vez más y más ponernos en tensión. El guion es sin duda una joya digna de analizar; ya que sin giros ni reveses inesperados logra engancharnos. Lo cierto es que podemos intuir qué va a pasar; aunque os lo podemos asegurar: su ejecución es inmejorable y su reflexión final, aún si lo podéis adivinar; no os va a defraudar. Cada punto de acción nos lleva a su resolución esperada sin hacer que esto nos produzca desinterés. Solo aumenta nuestro grado de simpatía y nuestra capacidad de abstracción para la reflexión. Sin esta construcción de guion el espectador no tendría tiempo de digerir y reflexionar sobre cada suceso; por lo que el guion está más que perfectamente elaborado hasta su clímax final; que os aseguramos, no os va a dejar indiferentes.



Conclusión

Unicorn Wars no es una historia feliz. Su desarrollo, tampoco es feliz. No pretende mostrar una falsa realidad, sino que su desembocadura es tal cual espera ser. Es sin duda también una agria y pesimista visión; aunque quizá más real de la que podamos creernos. Unicorn Wars logra impregnar al ojo del espectador de dicotomías, reflexión y violación de la moral. Lo único que nos queda por aceptar es que los ositos nunca podrán obtener la fuente de la juventud; porque se encuentran muy alejados de los unicornios. ¿Qué dicotomía moral nos generarán estos ositos a nosotros?




¡Nos vemos en la próxima película! 

(O en la sala de cine)








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