Inauguramos este mes de Halloween con una reseña de los Mundos de Coraline, película de animación del 2009 y dirigida por Henry Sellick y no por Tim Burton como muchas personas creen (que es normal, porque la estética...le pega).
¿Sabes que los Mundos de Coraline es una adaptación animada del libro de Nail Gaiman y que su animación fue hecha por un método tradicional conocido como Stop Motion? Este método es una forma de animar muy parecida a la del folioscopio. O para no seros pedantes, esas libretas pequeñas que tienen dibujado uno a uno cada cambio en el personaje, y que si lo pasas todo junto y a rápido, puedes ver que se mueve. Pues Coraline fue hecho así, fotograma a fotograma (foto a foto, menudo trabajo). Si tienes ganas de saber más os dejamos el making off original. Es alucinante todo el trabajo que hciieron con Coraline:
A los creadores le llevó mucho tiempo que los mundos de Coraline se hiciesen realidad. Pero finalmente la idea floreció, quedándonos un oscuro aunque bellísimo relato. Pero...¿de qué trata exactamente los mundos de Coraline?
Para los que no la han visto, y sin tratar de hacer spoiler, Coraline es una niña que se muda a una casa perdida de la mano de Dios por el trabajo precario de sus padres. La sinopsis no te lo cuenta así, pero se puede intuir la situación precaria de la familia; no solo por mudarse a un sitio alejado de la gran ciudad; sino también porque los padres están constantemente trabajando y el padre tiene unas ojeras...que no veas.
¿Y qué hace Coraline con unos padres ausentes en un lugar perdido en la nada? Pues crear su mundo imaginario, como no.
Aquí empieza lo divertido, cuando explorando la casa se encuentra con una extraña "puerta mágica" que la lleva a un mundo clon donde la atención hacia Coraline es el epicentro de su felicidad. Una madre y un padre divertido, unos vecinos excéntricos como los que tiene en el mundo real; aunque totalmente enternecedores. El mundo tras la puerta mágica es un maravilloso mundo en el que no existen los problemas.
Vamos a ver a lo largo de la película que los problemas sí que terminarán por llegarle a Coraline en su mundo mágico; pero como no queremos hacer spoilers, os recomendamos que le echéis un vistazo; porque es una película digna de Halloween si, pero también digna de hacer un análisis.
Si pensamos en Coraline como un estudio psicológico, descubrimos que el guion (así como el libro) hace un maravilloso estudio de la imaginación de una niña que trata de vencer sus sentimientos de soledad. Coraline no es más que el personaje perfecto para hablar de como afecta a la psicología de un niño/a la falta de una figura familiar. Digamos que Coraline siente "frío" en su mundo real y se crea un mundo imaginario mucho más cálido, cosa que también se ve en la película de forma completamente explícita, a través de los colores y las situaciones que a Coraline le suceden en ambos mundos.
Coraline sin duda es psicología pura, en un personaje cuyo entorno negativo la lleva a huir y construirse un mundo ficticio hasta que finalmente comprende que la imaginación nunca solucionará sus problemas de la realidad y que es más; puede volverse en su contra.
¿Es Coraline un personaje que habla de las consecuencias ante la falta de afecto? ¿Habla de las enfermedades mentales? ¿O solo de "amigos imaginarios" que una vez superado el proceso desaparecen? No podemos responder a ninguna de estas preguntas; aún sabiendo su final. Porque si prestas atención, hay un elemento que todo lo descoloca. Un viejo amigo de Coraline que aparece de principio a fin.
Y no os decimos más. El resto os lo dejamos para vosotras/os.
¡Nos vemos en la próxima película!


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